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Antecedentes
El período de sesiones es la reunión bienal más importante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Ofrece una instancia propicia para analizar temas relevantes para el desarrollo de los países de la región y examinar la marcha de las actividades de la Comisión. Asimismo, permite que los Gobiernos de los Estados miembros conozcan, a través del examen del informe de actividades de la Comisión, la labor realizada por la CEPAL en los últimos dos años y definan, mediante la aprobación del programa de trabajo y del calendario de conferencias, los mandatos que orientarán la labor futura de la Comisión.
En esta ocasión, el documento que la CEPAL dará a conocer, La ineficiencia de la desigualdad, llama la atención sobre la urgencia de llevar a cabo un gran impulso político que permita revertir el rezago de la región en la economía global. Para ello, nuestra región necesita transitar de la cultura del privilegio a la cultura de la igualdad de derechos. La desigualdad es ineficiente; ésta impone a nuestras sociedades elevados costos en términos de crecimiento económico, de desperdicio de capacidades y talentos humanos, de calidad de vida y de convivencia social y de los sistemas políticos. En contraparte, la CEPAL plantea que la igualdad tiene un papel como impulsora del desarrollo sostenible, contribuyendo a la innovación, al aumento de la productividad y a la protección ambiental. La igualdad no es solamente un resultado del sistema económico, sino también una variable explicativa de su eficiencia en el largo plazo. La igualdad genera instituciones inclusivas y una cultura que premia la innovación y el esfuerzo, no la clase social ni la etnia ni el género o las conexiones políticas de los actores económicos. La igualdad de acceso a las capacidades y oportunidades se vuelve especialmente importante en un contexto en que la revolución tecnológica demanda mayor educación, coordinación y cooperación entre los actores para absorber las nuevas tecnologías y construir nuevos sectores. La igualdad fortalece la democracia y las democracias proveen más de los bienes públicos y externalidades positivas que demandan el cambio técnico, la estabilidad económica y política, y el cuidado del medio ambiente. Finalmente, en la economía global, la igualdad ayuda a la expansión de la demanda y reduce la intensidad de los conflictos internos y externos al promover el desarrollo.
El gran impulso ambiental ya propuesto en 2016, abre espacios para que la innovación tecnológica propicie sinergias nuevas, como la gestión de ciudades sostenibles y digitalizadas, la expansión del transporte masivo, el manejo de la biodiversidad, el desarrollo de los biomateriales y la producción de energías renovables, con el consiguiente desarrollo de sus cadenas de valor. Tales ámbitos promoverían un abanico de actividades productivas, generando nuevas condiciones materiales para la inclusión y la igualdad social, y reorientando inversiones en una trayectoria de crecimiento bajo en carbono. El gran impulso ambiental es así la palanca de un nuevo estilo de desarrollo con la sostenibilidad y la igualdad en el centro.
La hora de la igualdad, Brasilia, 2010
Desde 2010, cuando presentamos en nuestro período de sesiones el documento de posición titulado La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir, la CEPAL postula que la igualdad debe ser el principio ético normativo primordial y el objetivo último del desarrollo. Siguiendo el consejo de Prebisch, que nos incitaba siempre a observar antes de pensar, no podemos desconocer el hecho cierto de que nuestra región se distingue por ser la más desigual del orbe.
Sabemos que situar a la igualdad en el centro implica una ruptura con el paradigma económico que ha prevalecido en la región durante al menos tres décadas. A la luz del rostro de nuestro continente, aparece como un imperativo moral. Nuestra convicción es clara: hemos de igualar para crecer y crecer para igualar.
No es un camino sencillo, pero lo creemos impostergable. Procurar la igualdad requiere de un cambio estructural orientado a cerrar brechas sociales y productivas críticas donde no estén reñidos entre sí lo económico, lo productivo, lo social y la sostenibilidad ambiental.
Cambio estructural para la igualdad, San Salvador, 2012
Como reafirmamos dos años después en San Salvador, con un nuevo documento, Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo, nos anima el profundo convencimiento de que la igualdad es el horizonte; el cambio estructural, el camino, y la política, el instrumento. Esta senda requiere una nueva ecuación entre Estado, mercado y sociedad. Se trata de ampliar la caja de herramientas para alcanzar un abanico más amplio de objetivos.
Esto implica un cambio de orientación ante las restricciones externas y ante rasgos endógenos que limitan el desarrollo de la región. Las restricciones externas incluyen la pérdida de dinamismo y el estancamiento de la demanda por parte del comercio internacional, una mayor incertidumbre respecto de las señales financieras y el acceso a financiamiento, y poca articulación regional frente al reordenamiento global de las cadenas globales de producción de valor.
Los problemas internos incluyen una estructura productiva desarticulada y rezagada, mercados de trabajo con alto nivel de informalidad, bajos niveles de inversión con poca incorporación de progreso técnico, brechas de bienestar y de capacidades, débil gobernanza de los recursos naturales, patrones de consumo con déficit de servicios públicos y altas presiones ambientales y energéticas, junto a un inveterado déficit institucional en materia de regulación, captación y orientación de recursos.
En esta etapa se trata de reorientar las políticas hacia un fuerte dinamismo de la inversión para asegurar una relación virtuosa entre crecimiento, productividad y sostenibilidad ambiental por la vía de la incorporación del conocimiento a la producción y la generación de un alto valor agregado, imprimir mayor inclusión al mundo del trabajo y promover mayor convergencia entre reformas tributarias y políticas sociales, con un claro sesgo redistributivo para reducir las diversas formas de desigualdad que enfrenta la región, equilibrar la expansión del consumo privado con la provisión oportuna de servicios públicos de calidad, lo que facilita mayor cohesión social y sostenibilidad ambiental, e instituir la adecuada gobernanza de los recursos naturales en aras de una mayor diversificación productiva, ambientalmente sostenible y con efectos positivos sobre el empleo y el bienestar.
Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible, Lima, 2014
En Lima expresamos que las propuestas requieren de pactos sociales, iniciativas de horizonte estratégico, de mediano y largo plazo, que involucren a una amplia gama de actores y dinamicen el ejercicio de la ciudadanía. En Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible se plantearon dos grandes retos que enfrenta el desarrollo en América Latina y el Caribe: lograr mayores grados de igualdad y procurar sostenibilidad en la dinámica del desarrollo de cara a las nuevas generaciones. En sus capítulos se resumen las restricciones a la sostenibilidad en materia social, económica, ambiental y de gobernanza de los recursos naturales y los desafíos que estas plantean en las opciones estratégicas de desarrollo; se profundiza el enfoque de igualdad desarrollado por la CEPAL en sus anteriores períodos de sesiones, considerando el mundo del trabajo como un espacio fundamental; se analiza el consumo en su vinculación con las esferas económica, social y ambiental, destacando su potencial expansión del bienestar así como las externalidades problemáticas de sostenibilidad ambiental, de pacto fiscal y de estructura productiva, entre otras, y se expone sobre las dinámicas entre estructuras productivas e instituciones, subrayando cómo la organización eficiente de estas últimas es relevante para maximizar la contribución al desarrollo. El documento concluye con un conjunto de propuestas de política de mediano y largo plazo que debieran plasmarse en pactos sociales, instrumentos políticos para implementar, en un contexto democrático, las políticas y reformas institucionales que los países de América Latina y el Caribe requieren para responder a la encrucijada en que se encuentran.
Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible (México, 2016)
En el documento que se presentó en Ciudad de México se analizaron las políticas y alianzas necesarias para avanzar en la región hacia una trayectoria de desarrollo que asegure mayor igualdad y sostenibilidad ambiental. Asimismo, se argumentó que se requieren nuevos bienes públicos globales para garantizar la estabilidad del crecimiento con inclusión, la generación de empleos de calidad y el cuidado del medio ambiente. Además, se ofrecieron diferentes propuestas de política a nivel regional y nacional en torno a la idea de un gran impulso ambiental, en el marco de una renovada relación entre el Estado, el mercado y la ciudadanía.
Para asegurar los indiscutibles logros sociales alcanzados es urgente promover, mediante un conjunto renovado de reformas institucionales y de políticas, una nueva senda de crecimiento sostenible con crecientes grados de igualdad.